Ser profesor interino en año de oposiciones es como intentar beberse el mar de un trago. Es intentar pescar ballenas con las manos, abarcar lo inabarcable.
Ponerse a estudiar una oposición para conseguir un poco de estabilidad mientras estás trabajando, viajando, atendiendo a una familia a cientos de kilómetros es meterse en la boca del lobo sabiendo que no vas a salir entero. Nos queda un mes en este agujero de temas y programaciones.
Por mi parte no sé cómo llegaré a julio, cinco años después de que me dieran mi primera sustitución aún no he pasado un curso entero en el mismo sitio. De hecho, ahora mismo estoy esperando nuevo destino. Y eso que no puedo más, en la boca del lobo me he dejado ya mucha sangre.