lunes, 27 de mayo de 2013

Monstruos

Con los años los monstruos que pululan por mis pesadillas van cambiando. Han pasado  de ser seres imaginarios a personas de carne y hueso. Ahora la mayoría de las veces hasta tienen nombres y apellidos.

Lo primero que me quitó el sueño en la vida fue un centollo que vivía al final de mi cama. Desde mis pies hasta donde se terminaba la cama había tanto espacio que allí vivía él. No sé qué comía, ni dónde se metía durante el día. Por la noche, cuando apagaba la luz del cuarto, doblaba las piernas para que el centollo no pudiera pincharme los pies. Cuando se fue el centollo llegaron los pitufo asesinos, Freddy Krueger y Drácula. Se pasaban de vez en cuando un rato, me asustaban un poco y se iban. Por la mañana ni me acordaba que habían estado allí.

Ahora las cosas ya no funcionan igual. Por  la noche me pregunto hasta dónde serán capaces de llegar los monstruos de carne y hueso que me atormentan, me pregunto con cuántos de nosotros terminarán. Veo sus caras y les oigo constantemente anunciar medidas y más medidas que nos dejan sin trabajo, sin salud y nos arruinan la vida. Por la mañana, cuando me levanto, ellos siguen ahí. El terror es aún mayor porque es el momento en el que están más activos, hacen declaraciones, dicen que nosotros queríamos un monstruo en nuestras vidas, que para eso les votamos.

Yo les escucho hablar, me entran escalofríos y echo de menos al centollo.

domingo, 19 de mayo de 2013

¿A qué estamos esperando?

Hasta ahora ha sido imposible que los profesores nos pusiéramos de acuerdo para empezar una huelga indefinida y poner freno así a los recortes y despidos en educación.

No ha sido suficiente con que echaran a miles de profesores interinos, ni con que subieran la ratio hasta encontrarnos con clases en las que no podemos caminar entre las mesas. Tampoco ha sido motivo de huelga que aumenten las horas lectivas hasta dejarnos sin voz y sin paciencia, ni que los sueldos bajen año tras año. Nos ha dado igual que los de música tengan que dar informática o los de historia, lengua. Tampoco nos ha importado tener que dar clase con cuarenta de fiebre a treinta adolescentes después del recreo, porque si nos quedamos en casa no llegamos a fin de mes.

Y ahora llega la LOMCE. ¿Todavía no es el momento? 

#verdeindefinida












sábado, 11 de mayo de 2013

La policía y los guardias

El día que leí a Roque Dalton pensé que sus poemas ya poco tenían que ver con el tiempo y la sociedad en la que me había tocado vivir. Pensé que ya todo era diferente a lo que contaba Dalton, que nosotros, el pueblo, éramos los que decidíamos, que existía la igualdad de oportunidades, que teníamos una constitución cojonuda de la que hacíamos murales en el cole cada mes de diciembre. Pensé que jamás volveríamos a pasar por todo eso de lo que hablaban los poemas de Roque  Dalton porque habíamos nacido en democracia y eso nos libraba de los abusos de poder, de las injusticias sociales, de los corruptos, de los caciques, de las censuras, de las hostias de la policía. Pensé que todo eso formaba parte de otro tiempo y de otro continente.

Todo eso pensaba yo.

Sin embargo, ahora, cuando leo a Roque Dalton ya no pienso lo mismo. 


La policía y los guardias

Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.

Siempre vieron al pueblo con el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mirada de la pistola o la del fusil.

(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores)

Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
"Chuchos hijos de puta el día les va a llegar."
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
"El pueblo es un montón de débiles y de pendejos
     -pensaban-
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los 
    fuertes.")

Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías a los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantando de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía espantado
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su
  casa
y luego nada más
solo que los bomberos lavaban la sangre de las calles.

(Los coroneles los acababan de convencer:
"Eso es muchachos -les decían- 
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo
  libre.
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo.")
Siempre vieron al pueblo 
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.

(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional.
  Muerto por el pueblo
y el quinto cuilo bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilos y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a "los elementos de tropa tan muelas que tenemos".)

El hecho es que los policías y los Guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas solo caminaban de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.

Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.