lunes, 27 de mayo de 2013

Monstruos

Con los años los monstruos que pululan por mis pesadillas van cambiando. Han pasado  de ser seres imaginarios a personas de carne y hueso. Ahora la mayoría de las veces hasta tienen nombres y apellidos.

Lo primero que me quitó el sueño en la vida fue un centollo que vivía al final de mi cama. Desde mis pies hasta donde se terminaba la cama había tanto espacio que allí vivía él. No sé qué comía, ni dónde se metía durante el día. Por la noche, cuando apagaba la luz del cuarto, doblaba las piernas para que el centollo no pudiera pincharme los pies. Cuando se fue el centollo llegaron los pitufo asesinos, Freddy Krueger y Drácula. Se pasaban de vez en cuando un rato, me asustaban un poco y se iban. Por la mañana ni me acordaba que habían estado allí.

Ahora las cosas ya no funcionan igual. Por  la noche me pregunto hasta dónde serán capaces de llegar los monstruos de carne y hueso que me atormentan, me pregunto con cuántos de nosotros terminarán. Veo sus caras y les oigo constantemente anunciar medidas y más medidas que nos dejan sin trabajo, sin salud y nos arruinan la vida. Por la mañana, cuando me levanto, ellos siguen ahí. El terror es aún mayor porque es el momento en el que están más activos, hacen declaraciones, dicen que nosotros queríamos un monstruo en nuestras vidas, que para eso les votamos.

Yo les escucho hablar, me entran escalofríos y echo de menos al centollo.

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