lunes, 10 de junio de 2013

¿Cuánto cuesta la revolución?


Ayer por la noche cuando llegué a casa puse la tele. Estaban hablando de Turquía. Últimamente hablan mucho de Turquía pero dicen muy poco. Ayer contaron algo que me llamó la atención:

“La bolsa turca ha sufrido un 9% de pérdidas con las protestas. Las agencias de calificación de riesgo avisan a Turquía: muchos inversores extranjeros que han apostado por los centros comerciales turcos como el de la plaza Taksim temen que la inestabilidad pueda pinchar la burbuja inmobiliaria como ha ocurrido en España. Erdogan y Turquía están en el punto de mira.”



¿Quieren decir que los manifestantes se van a cargar la economía del país? ¿Si protestan no habrá trabajo y acabarán como los españoles? ¿La burbuja inmobiliaria pinchó por la inestabilidad o la inestabilidad la causó la burbuja inmobiliaria?
A los de la tele siempre les gusta liarlo todo. Hablan del coste económico de las protestas pero nunca dicen nada de lo que supondría dejar hacer y deshacer a los políticos sin recordarles las consecuencias que tienen para nosotros esas leyes que ellos tejen a medida del dinero. 
Día tras día nos lo están quitando todo: el salario, la educación, la sanidad, la casa... También nos quieren negar el derecho a salir a la calle, el derecho a protestar, a debatir en las plazas, a buscar alternativas porque a las agencias de calificación les parece feo y la bolsa baja. ¿Por qué la tele no habla del coste social que supondría quedarse en casa y dejar las calles vacías?

Hace poco leí algo que me vino a la cabeza después de ver este reportaje. En Los miserables, cuando se describe el motín de junio de 1832 en París, Victor Hugo dice lo siguiente:

“Todo motín cierra las tiendas, hace bajar los fondos, asusta a la Bolsa, suspende el comercio, detiene los negocios, precipita las quiebras; se retira el dinero, las fortunas privadas están inquietas, el crédito público perdido, la industria desconcertada, los capitales retroceden, el trabajo menos pagado, en todas partes reina el miedo, la reacción en todas las ciudades. De aquí salen los precipicios. Se ha calculado que el primer día de motín cuesta a Francia veinte millones, el segundo cuarenta, el tercero sesenta. Un motín de tres días cuesta ciento veinte millones; es decir, que no teniendo en cuenta más que este resultado económico, equivale a un desastre, a un naufragio a una batalla perdida que destruyese una escuadra de sesenta navíos en línea [...] La instalación de Felipe V en España costó a Francia dos mil millones; pues por igual precio, preferimos el 14 de julio.”

Yo, igual que Victor Hugo, prefiero el 14 de julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario